Plantas invasoras en la península

Zarza de Granadilla, 30 de octubre de 2022

Ricardo Hernández. Experto naturalista.

En un artículo anterior mencionábamos algunas de las especies animales invasoras de los hábitats españoles. Pero no sólo contamos con especies invasoras de vertebrados e invertebrados, sino que la flora alóctona también ha ido tomando de manera más silenciosa, en la mayoría de los casos, su lugar en la península.

Aunque la mayoría de las plantas invaden de forma más lenta y pausada el medio, siendo también menos visible su impacto a nivel social, ya que no son noticia de forma tan habitual como lo son los animales, muchas de ellas causan, o potencialmente podrán causar, verdaderos desastres en nuestros montes, afectando de manera directa a las especies vegetales y animales que habitan la península hace cientos y miles de años.
Si bien su impacto se puede notar más tarde en el tiempo, algunas aún no se han extendido lo suficiente y es posible que en un futuro puedan causar un daño más grave. Sin embargo otras, como el jacinto de agua, se comportan como un invasor agresivo, dominando rápidamente el medio acuático.

Esta especie, conocida también como camalote, ya ha invadido de manera muy significativa, además de otras zonas, el tramo bajo del río Guadiana causando un efecto múltiple devastador. La parte aérea de esta planta cubre la superficie del agua impidiendo que entre luz a través de ella, lo que causa que la vegetación del fondo desaparezca, afectando de este modo a las especies piscícolas. Y no sólo por la ausencia de vegetación en profundidad, sino que la descomposición de la propia planta invasora reduce los niveles de oxigeno del agua de forma drástica. Ya os podéis imaginar lo que este efecto supone para todo el ecosistema acuático. Por si no fuera poco, el medio que genera el jacinto de agua es especialmente beneficioso para la proliferación de mosquitos, afectando estos de forma negativa en la propagación de enfermedades que afectan a animales y a los propios humanos. Otros impactos que produce son la reducción de la pesca, el impedimento del tránsito de embarcaciones e incluso la obstrucción de las turbinas de las centrales hidroeléctricas.

La acacia mimosa (Acacia dealbata), procedente de Australia, es otra especie invasora diferente de la frecuente mimosa (Mimosa púdica) que la mayoría conocemos. Su principal mecanismo de expansión es el de proliferar rápidamente en terrenos que han sufrido un incendio, por lo que deja sin sustrato y fuente lumínica a las especies autóctonas que finalmente no pueden germinar ni expandirse.

En el caso del alianto, especie vegetal originaria de China, muy extendida actualmente por la sierra madrileña, además de otras zonas, su capacidad de expansión se basa principalmente en su gran resistencia a la poda y a los herbicidas. Consigue desplazar a otras especies autóctonas desprendiendo sustancias alelopáticas, es decir, aquellas que inhiben el crecimiento de otras plantas. Estas sustancias desprenden un olor desagradable y hasta fétido que hace que la miel producida por la visita de las abejas a las flores de estas plantas tenga mal sabor. A nivel sustrato aumenta los niveles de nitrógeno, con lo que produce un desajuste entre el cociente de carbono/nitrógeno y aumenta el Ph del suelo.

Nos enfrentamos, quizás, al mayor reto medioambiental de la historia; si creíamos que nuestros niveles de consumo y evolución de la tecnología humana estaban afectando al medio natural, los efectos de la combinación de especies de diferentes ambientes pueden tener repercusiones aún más graves que las que estimábamos con nuestro propio desarrollo como especie. La naturaleza siempre había puesto freno a estos sucesos mediante mecanismos naturales, de los que hablaremos en otro artículo, pero después de tanto desarrollo a otros niveles ¿vamos a obtener la capacidad de actuar de forma tan sabia y equilibrada como lo ha hecho desde millones de años la madre tierra? El reto se muestra en la actualidad prácticamente inalcanzable y los medios puestos a disposición para solucionarlo exiguos. Después de tantas vicisitudes en los últimos años, las que están sucediendo y las que nos acechan y están por llegar, es posible que la humanidad necesite un cambio profundo a nivel social y posiblemente más aun de prioridades. La cuestión es si podremos optar por el camino correcto y tomar las decisiones oportunas que tanto necesitamos.

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