El teatro extremeño baja el telón del 68 Festival de Mérida con una propuesta de danza y teatro de La tumba de Antígona

Hervás, a 16 de agosto de 2022

la secretaria general de Cultura, Miriam García Cabezas, durante la presentación de esta obra.

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida baja el telón de su 68 edición con teatro con sello extremeño. La obra elegida para cerrar el certamen es ‘La tumba de Antígona’, una relectura que María Zambrano hizo de este personaje mitológico de Sófocles como “reflejo de la época que le tocó vivir a esta filósofa española, memoria de un tiempo de guerra civil y exilio, de muertes insepultas y en el que la ley impuesta por el poder de los vencedores impuso destinos, muertes y dolor”, ha señalado la secretaria general de Cultura, Miriam García Cabezas, durante la presentación de esta obra.

García Cabezas ha recordado que “los clásicos tienen muchas lecturas, relecturas e interpretaciones” y ahora nos llega esta versión de Karlik Danza-Teatro, una “compañía que ha sabido crear un el lenguaje escénico propio que conjuga teatro y danza, palabra y movimiento”.

La responsable de la Secretaría General de Cultura ha subrayado que esta representación es una “oportunidad de comprobar el magnífico momento que atraviesa el teatro extremeño”, que se sube a las tablas de este Festival de Mérida “por derecho propio y cobra ese protagonismo de clausurar cada edición de este certamen”, un festival, ha dicho, que “forma parte de la identidad de los extremeños y extremeñas”.

En esta misma línea se ha expresado el director del Festival de Mérida, Jesús Cimarro, al afirmar que el Festival de Mérida es una “plataforma para visibilizar el teatro que se hace en Extremadura” y comprobar el “alto nivel que tienen las compañías extremeñas”.

Cimarro ha recordado que esta edición “dedicada a la mujer y a las heroínas de ayer y de hoy”, no se podía cerrar mejor que con esta obra escrita por una de las “pensadoras y escritoras más inspiradoras”, que nos ofrece una “perspectiva muy singular” de uno de los personajes mitológicos más universales, a la que Karlik Danza Teatro, con Cristina D. Silveira en la dirección, ha puesto su peculiar estilo a esta nueva lectura de la heroína de Sófocles.

Por su parte la directora y coautora de la versión, Cristina D. Silveira, ha destacado el trabajo realizado por el elenco para “entender a María Zambrano desde el cuerpo” y que la palabra “la pudiéramos hacer a través de la metáfora, de la simbología” para hacer la “palabra danzante”, como la denominó Octavio Paz.

Cristina D. Silveira ha explicado que han trabajado corporalmente “como si la música fuera la palabra”, y les gustaría que fuera entendido por el público “desde el corazón y trascendiera buscando esa razón más poética”.

La coautora de la versión, Nieves Rodríguez, ha apuntado que María Zambrano “se presta más que a la palabra al silencio”, para asegurar que “posiblemente estemos ante el primer espectáculo que ha intentado indagar en el delirio zambraniano desde la parte física, desde la creación escénica”.

La tumba de Antígona, que se representará del 17 al 21 agosto en el Teatro Romano de Mérida, está protagonizada por Ana García, Cristina Pérez Bermejo, Elena Rocha, Lara Martorán, Camilo Maqueda, Mamen Godoy, Tania Garrido, Jorge Barrantes, Simón Ferrero, Sergio Barquilla, José Antonio Lucia, Francisco García y Aolani Shirin.

Del 17 al 21 de agosto de 2022 · 22:45h.

La tumba de Antígona

De María Zambrano

 

“Antígona, en verdad, no se suicidó en su tumba, según Sófocles, incurriendo en un inevitable error, nos cuenta.” Con estas palabras inicia María Zambrano su obra La tumba de Antígona (1967), una pieza teatral que aúna filosofía y literatura. En esas palabras iniciales se despliega el sentir zambraniano en todo su esplendor: esperanza, tiempo, delirio, amor.

Esperanza como el último sustento de la vida que permite germinar en conocimiento; tiempo para que la conciencia despierte; delirio para encontrar vínculos con la realidad cuando la realidad impide enraizar en ella la existencia; amor como sueño y sacrificio y promesa.

Estos ingredientes cuestionan el canon de manera radical, pues que Antígona no solo no se quita la vida, sino que encuentra espacios de tiempo en su delirio con los que poder renacer. ¿No estamos acaso ávidos de nacer del todo? ¿De encontrar razones del corazón a la sinrazón de los tiranos? ¿No tendremos enterrada viva una Antígona cada una de nosotras?

El delirio en Zambrano es un lenguaje y una de las más complejas formas de su razón poética, aquella razón que, en último término, permite el nacimiento de la palabra creadora, es decir, palabra de múltiples significados, palabra multívoca, palabra germinativa, palabra reveladora. Una palabra que nunca es la última. No puede serlo cuando la agonía de Europa –ensayo que publicó en 1945– sigue dejando cadáveres insepultos, sigue dejando niñas sin tierra, sigue dejando muertos anónimos, sigue delirando entre la vida y la muerte.

Ahí se encuentra Antígona. Ahí nos encontramos junto a ella porque la seguimos oyendo. Y porque mientras la historia que devoró a la muchacha Antígona prosiga, esa historia que pide sacrificio, Antígona seguirá delirando. Y no será extraño, así, que alguien escuche este delirio y lo transcriba lo más fielmente posible.

Así lo hizo María Zambrano. Así, al amparo de Zambrano, lo haremos nosotras.

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